Lo absurdo de la adolescencia
Cuando tenía 15 años, emprendí mi investigación científica sobre la adolescencia. Entonces no podía creer lo absurdo que resultaban todos aquellos “Síntomas psicológicos” de desarrollo.
Mi profesora de entonces me miró extrañada pero no me negó la propuesta. Por lo que me siento muy agradecida, porque hoy me doy cuenta de lo apasionada que estaba con la idea. Estaba dispuesta a explicar que la rebeldía adolescente no sólo se trataba de una teoría de “Hormonas alocadas” sino que había un proceso más grande y que de seguro habría una forma de evitar pasar por todo aquel mal rollo.
Realicé la investigación más exhaustiva de mi vida escolar. Desde hipnosis hasta consultarle a médicos sobre aquel proceso. Y que creen, no logré terminar mi investigación. Ese año ganó el concurso un vestido de muñeca de reciclaje, era un muy bonito vestido. Y mi investigación se quedó guardada en su armario.
Es probablemente otro post sin sentido. Pero aún puedo recordar la pasión que sentía por aquel tema, la cantidad de semanas que me pasé estudiandolo. Y que por el bajón de un concurso (Que no gané, pero tampoco era un tema típico de experimento escolar) no me animé a continuar.
Creo que a todos nos pasa, que trabajamos algo con mucho cariño y empeño, y porque alguien nos dijo que no era muy bueno, o que no había caso, lo dejamos de lado y vivimos con la espinita esa del “¿Y si… ?” No creo que me anime a terminar aquella investigación, porque ya pasé mi adolescencia jajaja. Pero quizás algún día cuando mis hijos sean adolescentes me pregunte ¿Y si hubiese encontrado la fórmula?.
No vivamos con ese ¿Y si…?, Hazlo y ve que tal.